sábado, 6 de septiembre de 2014

Ouka Leele: ojos de mar


Los juegos de la infancia nos suelen abrir caminos por donde viajar el resto de nuestra vida. De niña, Bárbara Allende correteaba junto a sus hermanos entre los caballetes y los lienzos que dejó su abuelo al morir, porque los primeros juegos siempre se nutren de lo más cercano, de la vida y obra de nuestros mayores. En aquel vetusto estudio, inauguró Bárbara sus garabatos. Enseguida se fue aficionando al dibujo, inspirándose en los libros de la biblioteca de su padre, llenaba cuartillas con trazos a lo Miguel Ángel y a lo Da Vinci. Pero estas primigenias obras no estaban destinadas a reposar en la carpeta de los recuerdos, ella las colgaba en el pasillo de su casa y luego bajaba al portal donde colocaba un cartel que decía: «Exposición en el 5º»...


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Texto y fotografías: Roberto Hoya. Copyright © 2014



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