H. G. Wells relata en El hombre invisible el trágico desenlace
de un científico que hizo de conejillo de indias tratando de aproximar el
índice refractivo de su cuerpo al del aire, con el fin de volverse invisible. Tras
escribir la historia de este diabólico experimento, Wells añadió un epílogo con
instrucciones para los lectores interesados en conocer la fórmula química del
ensayo, recomendándoles que se dirigieran a una
pequeña posada cerca de Port Stowe y que hablasen con el dueño ya que, tras la
desaparición del científico, el posadero era el único que guardaba el secreto de
la invisibilidad...
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Texto y fotografías: Roberto Hoya. Copyright © 2014
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